Tal vez las estrellas que vemos,
sólo sean luciérnagas lejanas.
Tal vez la tierra que pisamos,
es sólo el caparazón de una tortuga gigante.
Tal vez el cielo que nos cubre,
es sólo el lomo de una oveja estelar durmiente.
Tal vez la luna que se asoma,
es sólo una perla de una ostra próxima a cerrarse.
Tal vez tú, a quien veo cada día,
seas sólo un ángel, o un demonio, o una ilusión,
fabricada en una fantasía.
Tal vez yo, que me siento tan viva,
sea sólo un sueño, o una pesadilla, o un delirio,
de una mente herida.
Sólo espero que las luciérnagas no partan,
que la tortuga no se mueva,
que la oveja siga dormida,
que la ostra no se cierre,
que tú seas real,
y que yo esté a tu lado,
para poder tu mano tocar.